El periodo de adaptación es un proceso mediante el
cual el niño va elaborando sentimentalmente la pérdida y la ganancia que le
supone la separación de la familia hasta llegar a aceptar voluntariamente esa
situación. Supone un cambio muy importante para el niño,
normalmente es la primera vez que se separa de su familia, sale de su entorno
para conocer un espacio nuevo que ha de compartir con otros adultos y otros
niños. Durante este tiempo, el niño tendrá que superar la dificultad de
separarse de sus papás, tiene que aprender a sentir la escuela infantil
como un lugar seguro donde se sienta protegido y adaptarse a nuevas normas,
horarios, comidas y personas diferentes… Con todos estos cambios es normal que
el niño pase momentos en los que se sienta inseguro, tenga sensación de
abandono o desprotección.
Por todo ello, durante los primeros días o incluso
semanas, los niños pueden desarrollar conductas de rechazo. Reacciones
frecuentes en estos periodos son los lloros, pataletas, alteraciones del sueño
o cambios en la alimentación. Algunos niños sienten ansiedad por la separación,
sensación de miedo, experimentan celos de otros hermanos o muestran
comportamientos agresivos. Otros niños lloran poco, pero se muestran retraídos,
se aferran fuertemente a la persona que los lleva a la escuela infantil y se
muestran temerosos con los extraños. Ante todo ello, hay que tener en cuenta
que todas estas reacciones son normales y pasarán a medida que el niño comience
a aceptar la nueva situación.
La integración del niño a la escuela debe hacerse poco a poco, sin prisas ni
agobios. Es importante respetar los tiempos que tiene cada niño en particular
para adaptarse. Estos son algunos consejos para que la “vuelta al cole” sea
más llevadera, sobre todo si acude a un centro escolar por primera vez.
- Durante el periodo de adaptación conviene que sean los padres
quienes intenten llevarles y recogerles del centro educativo, ya que
esto les dará seguridad y les ayudará a acostumbrarse antes al cambio.
- Dejar al niño con una actitud positiva, actuando con normalidad sin dudas, culpabilidad o inseguridad por
dejarlos en la escuela.
- Hacer una despedida breve. Un besito
y un “hasta luego”. Una sonrisa y una actitud serena es suficiente para
trasmitir seguridad. Es importante ser firme y que el niño no piense que
la marcha de los padres es opcional o que si protesta con fuerza impedirá
que se vayan.
No hay que “alargar” las despedidas, si se prolonga la despedida será
perjudicial para el pequeño y para los papás. Otra cosa sumamente
importante es “no desaparecer”, es decir, salir a hurtadillas mientras el
niño está distraído. Esto es peor porque afianza el sentimiento de
abandono.
- Evitar frases del tipo “no llores que mamá se va
triste” que hace a los niños sentirse peor y las mentiras “ahora
vuelvo”, porque genera inseguridad y hace que el adulto pierda
credibilidad.
- Si es necesario, es bueno que el niño lleve algún objeto de apego
que le dé seguridad: un peluche, una mantita…
- Durante el periodo de adaptación conviene posponer cualquier cambio
que pueda suponer un extra en inseguridad: un cambio de habitación,
pasar de la cuna a la cama, la retirada del pañal o del chupete…
- Es posible que en el reencuentro con los padres el niño llore o
muestre indiferencia. Son manifestaciones normales que los padres
deben tener en cuenta y no angustiarse. Lo mejor mostrar una actitud
serena y de normalidad.
AQUÍ UNA CANCIÓN
PARA APRENDER EN LOS PRIMEROS DÍAS…
¡ÁNIMO QUE YA CASI LO HEMOS SUPERADO!